El lunes escribimos sobre el comportamiento que ha tenido la inflación del productor, y la incidencia que tiene en la inflación al consumidor, que es con la que estamos más familiarizados tanto por su difusión en medios como por el hecho de vivirla en el día a día.
De igual forma mencionábamos que ante diversas circunstancias internacionales que han incidido favorablemente en los meses recientes, como son el precio del petróleo y el tipo del cambio respecto al dólar, esta inflación ha comenzado a ceder de los niveles máximos que alcanzó en enero, y que la perspectiva es que continuara en esa tendencia de estabilización o ligera mejora.
Sin embargo, como en todos los cálculos de inflación, el resultado no es más que un gran promedio que refleja diversas realidades. En este caso, es el reflejo de lo que han aumentado los precios de los productos y servicios de diversas industrias. En este sentido, vemos realidades muy diferentes. Por ejemplo, el sector de Energía tiene una inflación superior al 25% derivado de distintas decisiones de políticas fiscales; le sigue construcción, con aumentos derivados del incremento de algunos commodities, también con inflación de doble dígito; le siguen las actividades manufactureras, dependiente en mayor o menor grado de los fenómenos que afectaron a los 2 sectores anteriores.
En el otro extremo, casi todos los servicios han tenido inflaciones menores a 5% al ser claramente dependientes del factor humano, con la excepción de Logística (sector muy afectado por el aumento del precio de gasolinas).
Elaborado con base en el INPP, INEGI
Por último, a diferencia del índice general que muestra una tendencia de desaceleración, algunos de los sectores siguen aumentando su inflación. Por lo tanto, es fundamental entender y monitorear las variaciones que tenga el comportamiento de esta variable por los impactos diferenciados que pueden tener en su organización.