En los años recientes, la producción de automóviles y camionestas ha sido uno de los sectores que han impulsado la economía nacional: llegada de inversión extranjera directa (IED), aumento en la producción, generación de empleos, etc.
Sin embargo, el sector lleva más de un año con poco dinamismo en sus resultados. En parte, el contexto es de un sector que a nivel mundial tiene índices que señalan una contracción ya sostenida por varios meses (IHS Markit Global Sector PMI, 7 de junio de 2019), tanto por cambios estructurales que sufre la industria como por un entorno económico mundial de desaceleración.
En México, esto se ha reflejado en un entorno de estancamiento y lento crecimiento, tanto en la producción de unidades y su valor en pesos, como en la inversión recibida:
La producción parece haberse topado con un techo de 1 millón de unidades al trimestre, al que llegó en la segunda mitad del 2017 y que no ha podido superar (ver gráfica anexa)
Esto ha provocado que el valor de la producción a pesos constantes acumule 3 trimestres en contracción al compararlo con el mismo trimestre del año anterior
Aunque las dinámicas recientes pueden cambiar ante la apertura de BMW y Toyota en el Bajío, la IED recibida para la producción de automóviles y camiones en los últimos 4 trimestres es 43% menor al pico alcanzado en el tercer trimestre del 2017, lo que deja ver que no se podrá sostener en el mediano plazo la dinámica de crecimiento continuo
Estos números, dentro del contexto global de transformación de la industria nos dejan ver retos estructurales. México tendrá que adaptarse a dichos cambios, o se quedará al margen del futuro de la industria a pesar del crecimiento de los últimos lustros. La próxima semana presentaremos los subsectores hacia donde se está dirigiendo el crecimiento en el corto plazo, para detectar las oportunidades que existen.
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