Conocer y gestionar el ciclo de efectivo de tu empresa es una herramienta vital para la toma de decisiones comerciales y operativas.
Su principio es mostrar una visión general del tiempo que le lleva a la empresa convertir los insumos que compra en una venta cobrada de su oferta final. Esto implica el tiempo que se quedan en inventarios los insumos o los productos terminados, y el tiempo que se le da al cliente para pagar la compra que hizo.
En paralelo, corre otro ciclo: el tiempo que nos da el proveedor para pagarle la compra de los insumos requeridos.
Los desfases entre ambos ciclos generan muchas implicaciones en la administración de las empresas: si vence antes el plazo de pago a proveedores que el de recuperación del dinero, el negocio requerirá líneas de crédito para cubrir ese lapso. Si es al revés, requerirá una gestión muy efectiva de la tesorería para optimizar ese comportamiento.
Una vez que se conoce la estructura general, trabajamos con nuestros clientes en lo siguiente:
Conocer los fundamentos asociados a la estructura: ¿se pueden cambiar políticas de inventarios?, ¿se pueden cambiar condiciones comerciales de cobranza y pago? Y si sí, cómo se cambiaría el ciclo ante esas nuevas condiciones. Esto se refiere al diseño hecho a través de políticas de cómo funcionará el ciclo, y cómo se puede cambiar.
¿Cómo se comporta el ciclo en términos reales? Una cosa es el diseño hecho, y otra el comportamiento real, por mala gestión de los componentes asociados. Es fundamental conocer ese grado de desviación, para actuar en consecuencia.
¿Cómo afecta el modelo de negocio de la empresa la variabilidad de ese ciclo? Comúnmente, los indicadores asociados a estos cálculos parten de grandes promedios y fórmulas estándar que en ocasiones es necesario adaptar para que reflejen de mejor manera la operación de la empresa. Será muy distinto si es una comercializadora, a si es una fábrica, a si es una empresa que opera por proyectos. Y si es una empresa que tiene más de un modelo de operación, entramos a los detalles para reflejar de mejor manera esa combinación de sus negocios, con sus promedios y variabilidades.
Por último, ligamos los puntos principales de atención (ya sea por su comportamiento o por su variabilidad) a las áreas asociadas a esos desempeños, con el fin de que haya una agenda coordinada y efectiva para que se logren los resultados esperados. En el ciclo de efectivo participan prácticamente todas las áreas de la empresa (compras, ventas, almacén, producción, facturación, tesorería), por lo que se convierte también en una herramienta que facilita la visión sistémica de la empresa y la forma en que las decisiones de un área afectan a otra.
Nuevamente, esta es una de las herramientas que usamos para enfocar la agenda estratégica de nuestros clientes y a tener una visión más sistémica. Contáctanos para ayudarte a crear este modelo de gestión. Escribe a contacto@atalaya.info o llama al (442)732-1011.
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