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Cuando la “urgencia” es la regla

Al revisar el desempeño de las operaciones de un cliente que opera proyectos de implementación de tecnologías de la comunicación, veíamos que habían aumentado las no conformidades de forma muy marcada.


Dentro del análisis de las causas, identificamos que muchas tenían que ver con la proveeduría de los equipos necesarios para los proyectos. En un principio, el proceso estaba diseñado para que se hiciera el pedido de los equipos una vez confirmados los proyectos; sin embargo, los tiempos de proveeduría de las marcas que manejan han aumentado de forma significativa, lo que se estaba traduciendo en retrasos en su recepción acorde a lo que se tenía planeado, o en la necesidad de tener que negociar con los clientes el que aceptaran marcas distintas, pero que podían tener con mayor prontitud.


Esto llevó a analizar los tiempos reales de recepción contra los estimados en la logística de abastecimiento, y fueron varios factores los que llevaron a que esos tiempos aumentaran de forma importante: algunos problemas logísticos internacionales, mayores demandas de esas marcas, así como un mercado más exigente que pide menores tiempos de suministro. La combinación de los 3 factores llevaba a que en realidad se tuvieran tiempos solicitados que no se pueden cumplir ante esas condiciones actuales.



Cuando se diseñaron los procesos y las políticas asociadas, hace ya algunos años, se tenían condiciones de proveeduría y de mercado muy distintas, y lo que antes se consideraba que eran “urgencias” en tiempos de proveeduría cortos solicitados por algunos clientes, se había convertido en el nuevo estándar de mercado. Con mucha frecuencia, las condiciones del entorno y las competitivas cambian de forma importante y, sin embargo, el diseño de los procesos y las políticas permanecen relativamente estáticos. Para evitar estos desfases entre los cambios estructurales del mercado y lo que los procesos plantean en su diseño, es importante:


  1. Revisar si las políticas de tiempos son suficientes para cumplir lo que ya es el nuevo estándar, no lo que antes eran las excepciones.

  2. Evaluar la oferta del mercado, para ver si lo que antes eran las marcas referencia no cuentan ya con competencia suficientemente competente y adecuada para tener una oferta nueva al mercado, con mejores condiciones de entrega. Esto llevaría a hacer nuevos convenios, tener más capacitaciones, pero permite mantener una oferta adecuada y más oportuna al mercado.

  3. Identificar si, ante la imposibilidad del punto 2, es necesario cambiar los modelos de operación, y entonces tener que manejar inventarios de equipos de uso frecuente, para no tener que depender del suministro al momento. Obviamente esto trae una estructura distinta de inversiones y costos financieros, que habrá que considerar si se pueden reflejar en los precios al mercado, o al menos integrar en la estructura financiera de la empresa esos factores.

Las condiciones del mercado no sólo son relevantes para los procesos comerciales. Los cambios en la logística de entrada pueden llevar también a la necesidad de revisar procesos, políticas y modelos de operación. No hacer esto con frecuencia puede llevar a que la operación se desapegue del mercado, lo que lleva a fallas frecuentes, lo que finalmente impacta en el servicio al cliente.


Contáctanos para apoyarte en ese entendimiento de las condiciones del mercado y la forma de adaptarse de manera más eficiente. Llama al (442)732-1011 o escribe a contacto@atalaya.info.

Con gusto te apoyaremos.

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