En ocasiones, los dueños y directores identifican el sentido de su empresa con el quehacer de ésta, y no con el impacto de lo que ese quehacer logra.
Por ejemplo, el director de una empresa en el giro de las telecomunicaciones definía a su empresa y la actividad que realizaban como “mueve cajas”. Decía “compramos el equipo a las grandes firmas del sector, las llevamos a las instalaciones del cliente, y las entregamos o instalamos. Somos mueve cajas”. Esa expresión y ese sentido estaba permeado en toda la organización; sin embargo, uno de los socios percibía que eso dejaba muy corto el alcance de todo lo que lograban y hacían en la empresa.
Para lograr que el grupo de socios tuviera una visión unificada que sirviera para guiar al resto de la organización, hicimos la planeación estratégica con ellos, con el objetivo de tener, por primera vez, una visión clara y explícita del rumbo que conduciría a la organización en los siguientes años.
Para ello, analizamos el sector, sus propios números, involucramos a directores, y llegamos a definiciones fundamentales como el que su labor incidía en la calidad y oportunidad de la comunicación entre las personas que trabajaban en las empresas a las que atendían. No era mover cajas, era asesorar a las empresas que los buscaban sobre la definición de qué infraestructura necesitaban, cómo podían darle más confiabilidad a esa comunicación, y a la atención oportuna de problemas que tuvieran para que no se interrumpiera la comunicación al interior de las empresas.
No es que estas cosas no las hicieran antes. La mayoría sí, otras realmente requerían de una formalización y declaración explícita de que era alcance de lo que ofrecerían al mercado, y no una excepción. Evidentemente, esto llevó a cambiar el lenguaje al interior de la empresa, a definir o realinear algunos procesos y, por consiguiente, a reestructurar el organigrama y puestos para que cubrieran esas funciones, y a identificar las nuevas competencias y cultura necesarias para lograr la transformación.
El siguiente gran paso era comunicar esa visión al resto de la organización. Un factor clave era que el mensaje viniera de quien era la 1ª figura en haber creado y establecido el paradigma de “mueve cajas”: el fundador y director general.
Aunque estaba renuente en un principio a hablar en un evento donde estaría presente, presencialmente o a distancia, las cerca de 100 personas que conformaban a la organización, más por un tema de personalidad que por no estar de acuerdo con el mensaje, logramos que presentara las grandes definiciones de esa planeación, con la nueva definición del sentido, no el quehacer, de la empresa, y lo que sería el rumbo a seguir para consolidar lo que se hacía bien, y desarrollar el “músculo” que faltaba para lograr lo anterior. Ver al fundador y cabeza de la organización hablar de ser ese facilitador de la comunicación, enterrando el término “mueve cajas” mandó una señal clara de arranque de una nueva etapa, y un factor emocional sobre el rol de liderazgo que jugaría el director para esa nueva etapa. “¡Ese es nuestro director!”, exclamaron algunos de los presentes.
Escríbenos a contacto@atalaya.info o llámanos al (442)732-1011, y con mucho gusto entraremos en contacto contigo para conocer tu interés por revisar y redefinir tu visión estratégica.
Información recuperada de Inteligencia de Negocios Atalaya
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