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¿Qué implica la institucionalización?

La institucionalización de las empresas es un proceso clave en su desarrollo y crecimiento a largo plazo. Consiste en transformar la empresa para que dependa menos de criterios personales o de situaciones determinadas, y opere más basado en reglas, procesos, políticas y lineamientos definidos. Esto afecta ámbitos como el control interno, procesos del negocio, código de conducta, misión, políticas, visión y planes estratégicos para alinearse con los objetivos a corto y largo plazo que persiguen las compañías y su administración. En otras palabras, una empresa institucional es aquella que cuenta con objetivos claramente definidos, procesos de operación documentados y eficientes, una adecuada segregación de funciones y responsabilidades, y análisis continuo de su información financiera y operativa.


En la mayoría de los casos, las empresas comienzan siendo negocios familiares. La estructura puede funcionar por un tiempo, pero con la globalización de los mercados, los cambios generacionales y la necesidad de nuevas fuentes de financiamiento, es necesario institucionalizar a las empresas para seguir desarrollándose dentro de un mercado global que requiere grandes acciones por parte de las compañías.



Entre los beneficios de institucionalizar a las empresas, se encuentra la transparencia en sus operaciones. La documentación de los procesos y control interno, la definición de los responsables de cada uno de ellos, así como la asignación de los canales adecuados de reporteo, establecen las reglas del juego dentro de las empresas. Estas ayudan a prevenir el riesgo de que existan confusiones entre los individuos que la integran, dando como resultado una cultura de cooperación y mejora continua.


Otro beneficio importante es el fortalecimiento de los órganos de gobierno. La institucionalización busca sentar las bases hacia una estructura de gobierno corporativo dentro de las empresas. Se busca formalizar al consejo de administración, el cual debe contar con reglas claras que contemplen el número mínimo de consejeros y perfil de sus integrantes. También se busca formalizar la figura del director general, definir la figura de los consejeros independientes, incluyendo su perfil, los requisitos mínimos de independencia, su responsabilidad y la selección de los mismos, y definir y formalizar los comités que coadyuven a la supervisión de la empresa.


En conclusión, la institucionalización de las empresas prepara los mecanismos de operación, gestión y rendición de cuentas para que una empresa tenga operaciones consistentes, con reglas claras, bien definidas, y en muchos sentidos alineadas a buenas prácticas empresariales. Esto incide en una organización con bases para crecer con mayor solidez, y la convierte en una organización que permite la salida de la línea operativa de los fundadores (para participar en el rol de accionistas), facilita la llegada de inversionistas, y la prepara para una eventual venta en mejores condiciones.

Te podemos apoyar en este proceso clave para el crecimiento y evolución de tu empresa. Contáctanos.

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